Por un plato de lentejas

(Arma del Pueblo. 1983)

“Hay un serio problema, ¿cómo podrá Felipe González reconciliar la presión interna por la neutralidad, con su concepción propia de la necesaria dependencia de la seguridad de España respecto a Estados Unidos?…”.

“González tiene un compromiso para convocar un referéndum sobre si España debe continuar en la OTAN, y una encuesta sobre este tema ha demostrado que la gran mayoría de los españoles se pronuncia contra esta idea.

Por ello, ha aplazado el referéndum con la esperanza de que una buena campaña de información podría cambiar la opinión pública española”.

Así resumía el Washington Post, uno de los periódicos más influyentes de Estados Unidos, en un editorial la situación y las intenciones del Gobierno de Felipe González en cuanto al tema de su relación militar con los USA.

Confirmando la anterior opinión Felipe González ha anunciado después de entrevistarse con Reagan que el referéndum se realizaría dentro de dos años y ha dejado entrever que su gobierno podría hacer campaña a favor de una determinada modalidad de permanencia en la OTAN.

La vergonzante rubricación por parte del gobierno de Felipe González de los acuerdos para la permanencia de las bases militares norteamericanas en España, negociadas por el gobierno de Calvo Sotelo, que reproducen en lo sustancial las concesiones hechas por el Régimen Franquista, a pesar de sus promesas de revisar dichos acuerdos.

La compra de 72 aviones norteamericanos, acordada por el gobierno de Calvo Sotelo, que aumenta decisivamente la dependencia de nuestro país respecto al Pentágono, a pesar de las promesas de que dicha compra sería revisada.

Y sobre todo, el aplazamiento del Referéndum sobre la OTAN, la incertidumbre sobre su contenido y realización, y la nueva posición que comienza a emerger de que en el caso de llevarse a cabo el Gobierno aconsejaría la integración de España en esta alianza militar, a pesar de las reiteradas, múltiples y tajantes promesas hechas por los dirigentes del Partido Socialista –recuérdese sólo la concentración de 500.000 personas en la Ciudad Universitaria de Madrid de un signo inequívocamente antiotanista, en la que se puso a la cabeza el actual presidente del Gobierno-.

Estas tres cuestiones cruciales marcan sin ninguna posible ambigüedad, que el gobierno socialista, contra los deseos de la inmensa mayoría de los militantes y cuadros de su partido, contra los deseos de la inmensa mayoría d la gente que les ha votado, contra los deseos de la inmensa mayoría de nuestro pueblo, a la derecha y a la izquierda de los votantes del partido socialista y contra los intereses más vitales –la independencia, la soberanía y la probable entrada en una guerra entre la URSS y EEUU- de nuestro país, han elegido el camino de la subordinación y la dependencia respecto a los planes belicistas y a los intereses militares de Washington.

De todos los problemas que tiene planteados nuestro país y nuestro pueblo, el más decisivo, aquel de cuyo desarrollo dependen todos los demás, es el de la Independencia y la Paz, el de ser arrastrados o no a un a guerra entre las dos superpotencias. La posición del Gobierno de Felipe González al elegir el camino del alineamiento militar con Estados Unidos, crea una situación nueva donde la lucha por la Independencia y la Paz se centra en la lucha contra la actuación del Gobierno, tendente a entregar al soberanía y a conducirnos a la guerra.

Esta nueva situación tiene dos aspectos sumamente contradictorios, de un lado la inmensa mayoría de las fuerzas políticas parlamentarias –sus cúpulas dirigentes- están abierta –AP, restos de la UCD, PNV, CiU- o encubiertamente _PSOE- dispuestas a seguir a Estados Unidos en el camino de la guerra, a entregarlo todo por nada, a cambiar la vida de millones de personas y la independencia de España por unos cuantos sacos de lentejas. Por otro, la absolutamente gran mayoría de la población, incluido no sólo los votantes, militantes y cuadros de la izquierda y el centro, sino incluso buena parte de los de la derecha, como acertadamente señalaba Alfonso Guerra, están por sacar al país de esa alianza mortal, están de forma más concreta inmediata contra la OTAN y las bases.

Conociendo esta situación el Gobierno socialista –o tal vez incluso sólo una parte de él- ha diseñado o le han diseñado una estrategia para llevar adelante sus propósitos –los propósitos de Reagan-, contra la voluntad de la absoluta mayoría de la población. Y ha comenzado ya a llevarla adelante. Es una estrategia por fases y por etapas, con dos movimientos paralelos. Por una parte, progresivamente el Gobierno irá acatando los mandatos de Washington, presentándolos como inevitables “a pesar de su buena voluntad” y ofreciendo supuestas contrapartidas por ellos. Bases por Gibraltar –o España por Gibraltar-, OTAN por Mercado Común – o primogenitura por lentejas-. Por otra parte, iría en un movimiento envolvente, aislando, reduciendo la exigencia mayoritaria de “ni OTAN ni bases” y “PAZ y NEUTRALIDAD”, ante la opinión pública, como una reivindicación propia cada vez de sectores más aislados, más marginales de la población, para llegar por último a situarlo como una exigencia extranjera, una consigna inspirada y financiada por la URSS. De una exigencia del PSOE y PCE –hace dos años-, a una exigencia de la izquierda utópica del PSOE –Castellanos-, comunistas y extraparlamentarios, a por último una obsesión de marginales y extravagantes, de eternos rebeldes profesionales (antiabortistas, verdes, feministas, ecologistas…) y prosoviéticos. Esta táctica ya ha comenzado, las palabras del “Gran Galeote”, ayudante de Felipe González, acusando a la manifestación de Madrid de hace unos días de estar “pagada por Moscú” es buena prueba de ello, se adelantó desde luego a los acontecimientos, porque en la manifestación “aún” participaban convocándola UGT, Juventudes Socialistas y un sector de la izquierda de su partido.

¿Es imparable esta dinámica? ¿Se pueden romper los propósitos del Gobierno Socialista?

Sí, porque tienen en contra la voluntad mayoritaria de la población del país. Voluntad que no necesita más que clarificarse, unirse y organizarse. De ahí que la estrategia del gobierno, aconsejado por “expertos en campañas de opinión pública” USA, quieran confundirla, dividirla y atomizarla.

Pero para levantar una alternativa, es preciso tener muy claro tres cuestiones.

En primer lugar que “Ni OTAN ni bases”, “Ni yanquis ni rusos”, “Independencia, Paz y Neutralidad para España”, son consignas que sintetizan la voluntad y los deseos de la más absoluta e inmensa mayoría de la población, que puede unirse y luchar por ellos.

En segundo lugar, que es necesario una alternativa organizativa donde se encuadren las distintas fuerzas sociales, militantes de partidos, organizaciones de masas o simplemente individuos del pueblo, que no están dispuestos a ser arrastrados a la guerra y desde donde se planteen las movilizaciones y la lucha por esta causa.

Y en tercer lugar, que en estas organizaciones deben estar representadas más del 80% de la población, de ninguna manera ser feudos de comunistas, de gente de izquierda o extrema izquierda y mucho menos ghettos de marginales y utópicos, o bien instrumentos de algún partido para sus intereses electorales. Cualquier persona o fuerza de derechas o de izquierdas que sea demócrata, patriótica, que esté “por la Independencia y por la Paz” bebe integrarse en ellas ayudar a crearlas y dirigirlas.

Estas Comisiones por la PAZ y la Libertad hay que comenzar a crearlas ya, en cada barrio, en cada pueblo, las debemos crear entre todos, tomando la iniciativa ya- Son decisivas, pueden cambiar radicalmente el porvenir de cada uno de nosotros y el porvenir de nuestro país.

Y su primera tarea debe ser recoger mucho más de 500.000 firmas, para exigir la convocatoria inmediata del Referéndum, con una pregunta clara: SI o NO a la OTAN.

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