Lo que no se ha contado de la «lucha antifranquista»

Iniciamos este serial para dar a conocer uno de los protagonistas más influyentes en los últimos 50 años de nuestra historia, pero que más empeño se ha puesto en ocultar: el movimiento de partidos marxistas leninistas y pensamiento Mao Tse Tung. Silenciarlo, o reducirlo a un papel marginal, significa cegar o reconducir las aspiraciones de cambios revolucionarios que hoy subsisten en amplios sectores.

Y para ello se nos ofrece una visión distorsionada de nuestro pasado reciente. Por ejemplo de una lucha antifranquista de la que se elimina a multitud de organizaciones comunistas revolucionarias, que de conjunto formaron un movimiento cuya amplitud e influencia, como vamos a demostrar, fue tan importante como desconocida.

El momento fundacional

Los nuevos partidos marxistas leninistas y pensamiento Mao Tse Tung nacen en medio de una enorme oleada revolucionaria.

En los años sesenta, el pueblo vietnamita derrotará a una superpotencia norteamericana entonces invicta, los países del Tercer Mundo se sacuden el yugo del colonialismo, en las sociedades de capitalismo desarrollado estallan rebeliones como el mayo parisino en 1968…

«Los sectores más adelantados y conscientes se niegan a aceptar la renuncia a los objetivos revolucionarios, en aras de la “lucha por la democracia”, que impone la línea oficial del PCE»

Y, sobre todo, la Revolución Cultural china va a expresar la respuesta del pensamiento Mao Tse Tung ante la degeneración de la URSS, desarrollando el marxismo y convirtiéndose en un polo de atracción mundial.

En España, este terremoto global, actúa sobre una dictadura que va a entrar en una pendiente de caída cada vez más acusada, incapaz de contener el avance de un pueblo revolucionario.

Una constelación revolucionaria

En 1956 el XX Congreso del PCUS presenta ante el mundo a una nueva burguesía que ha tomado el poder en el primer país socialista. La línea aprobada sustituye la lucha contra el imperialismo por la “coexistencia pacífica” con EEUU, y la revolución por “la transición pacífica al socialismo”.

Inmediatamente, el PCE cambia en España su línea para adoptar la denominada como “Reconciliación Nacional”. Debajo de estas palabras, presentadas como bellas y generosas, se esconden realidades más oscuras.

En primer lugar la renuncia a cuestionar el dominio norteamericano sobre España. En segundo lugar, el ofrecimiento de un pacto a la propia oligarquía española. El PCE va a situar como blanco solo los sectores más reaccionarios de la oligarquía que apoyan el franquismo, dirigiendo la lucha popular exclusivamente a acabar con la dictadura, pero abandonando cualquier otro objetivo de transformación revolucionaria.

«Sería imposible enumerar todos los partidos comunistas revolucionarios, casi un centenar, que se fundan en pocos años, algunos de ellos con miles o decenas de miles de militantes»

Este va a ser el punto de partida del nacimiento de un nuevo movimiento comunista, marxista leninista y pensamiento Mao Tse Tung. Y la primera prueba de su amplitud e influencia será el creciente rechazo de los sectores más adelantados y conscientes a aceptar la renuncia a los objetivos revolucionarios.

A partir de principios de los años sesenta se suceden centenares de escisiones de militantes, cuadros y grupos organizados, que abandonan el PCE para fundar nuevos partidos revolucionarios. Confluyendo con los sectores más avanzados de las organizaciones estudiantiles y del movimiento obrero, integrando desde históricos movimientos revolucionarios a muchas organizaciones de cristianos de base…

Sería imposible enumerar todos los partidos comunistas revolucionarios -casi un centenar- que se fundan en unos pocos años.

En 1967, varios grupos de militantes del PSUC se organizan en torno al grupo Unidad, rechazando la línea oficial del partido que posterga la lucha por el socialismo y la desliga del combate a la dictadura. En 1969 constituyen el PCE (i), al que se unen militantes comunistas de Zaragoza, Sevilla, Vizcaya y Madrid para formar en 1973 el PTE (Partido del Trabajo de España).

«Aún bajo la dictadura en España se forma el movimiento marxista leninista  más numeroso, arraigado y combativo de toda Europa»

El PTE va a ser, con decenas de miles de militantes, el partido marxista leninista más importante de Europa. Tendrá una gran implantación en las principales concentraciones industriales del país y en los campos de Andalucía. Formará la Confederación de Sindicatos Unitarios de Trabajadores (CSUT), de donde surge el Sindicato de Obreros del Campo (SOC), precursor del actual SAT.

Ejercerá una gran influencia en el movimiento juvenil y estudiantil, a través de la Joven Guardia Roja o las Juventudes Universitarias Revolucionarias. Organizará movimientos sociales con un gran poder de convocatoria, como el movimiento de parados. E incluso creará, en pleno franquismo, organizaciones de soldados entre los reclutas de una mili, como la Unión Democrática de Soldados.

La Organización Revolucionaria de Trabajadores tiene su origen en grupos de obreros católicos activos en las fábricas, pertenecientes a las Vanguardias Obreras Juveniles y la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica). En 1964 constituyen un sindicato, la Acción Sindical de Trabajadores (AST), transformándose en partido político en 1970. Un año después, tras la incorporación de un nutrido grupo de estudiantes, adoptan el pensamiento Mao Tse Tung como guía ideológica. Tendrán mayor implantación en País Vasco, La Rioja, Madrid y Extremadura. Crearán un sindicato propio, el Sindicato Unitario y una organización juvenil, la Unión de Juventudes Maoístas.

PTE y ORT se fusionarán integrando a otras organizaciones como el Partido Comunista de Unificación y la Organización Comunista Información Obrera.

En otro ámbito nace el MCE (Movimiento Comunista de España). Tiene su origen en los sectores expulsados de ETA en la V Asamblea por querer dar un giro obrerista y marxista. Conformados como Euskal Mugimendu Komunista, convergerán con otros grupos comunistas de Zaragoza, Valencia, Asturias, Madrid, Baleares…

El PCE (ml) se fundará en 1964 partiendo de grupos del interior y del exilio desgajados del PCE. Levantará toda una estructura de organizaciones, desde la Oposición Sindical Obrera a la Juventud Comunista de España (marxista-leninista), la Federación Universitaria Democrática Española, la Federación de Estudiantes de Enseñanza Media, la Unión Popular del Campo, la Unión Popular de Mujeres o la Unión Popular de Artistas.

OCE-Bandera Roja nacerá también de un grupo de militantes y cuadros que rechazan la línea oficial del PSUC. Se definirá como leninista y adoptará el pensamiento Mao Tse Tung. Se extenderá entre sectores universitarios, de la enseñanza, profesionales, católicos progresistas y, muy especialmente, en el movimiento vecinal.

Muchos otros partidos comunistas revolucionarios nacerán en este momento:  Partido de Unificación Comunista Canario, Organización de la Izquierda Comunista, Liga Comunista, Liga Comunista Revolucionaria… La lista llega hasta 87. Algunos de ellos tendrán una vida muy corta, pero de conjunto van a formar un poderoso movimiento revolucionario, que a pesar de organizarse en condiciones de clandestinidad, va a ser el más numeroso, arraigado y combativo de toda Europa.

Muchos de estos partidos cuentan sus militantes por miles o decenas de miles, tienen la dirección sobre amplios sectores de la clase obrera, son capaces de dirigir con éxito huelgas en las que participan decenas de miles de personas, dominan la universidad y la enseñanza, y disputan en todas partes (fábricas, barrios, pueblos, universidades, CCOO, asociaciones de vecinos,…) al PCE su dirección sobre el movimiento de masas antifranquista. Impulsan la organización de los estudiantes revolucionarios, trasladarán la experiencia del movimiento obrero al campo creando las Comisiones Campesinas de las que saldrán  posteriormente la COAG o el Sindicato de Obreros del Campo, y se convertirán en las principales ciudades de España en la alternativa de izquierdas y revolucionaria al PCE.

Las fuerzas revolucionarias en el movimiento obrero y estudiantil

Suele focalizarse la lucha antifranquista en la rebelión de los estudiantes, pero a pesar de su importancia fue el movimiento obrero la principal fuerza de oposición al régimen franquista.

En un caso insólito en la historia de las dictaduras, desde mediados de los años 60 hasta el fin del franquismo, una oleada interminable de huelgas y luchas obreras sacude el país. En el trienio 1964-66 hubo 171.000 jornadas de trabajo perdidas en conflictos laborales… que en 1973-75 llegaron hasta el millón y medio.

Se vuelve a poner de manifiesto los rasgos históricos de combatividad y radicalización de la clase obrera española. Y en este movimiento obrero, las fuerzas marxistas leninistas y pensamiento Mao Tse Tung van a jugar un papel importante.

Grupos de obreros formarán algunos de los núcleos fundacionales de los nuevos partidos comunistas revolucionarios, que contarán con líderes sindicales y organizaciones propias.

Dentro mismo de CCOO le disputan la dirección al PCE. Algunos cuadros del PTE o de ORT accederán al secretariado general de CCOO. Otras fuerzas como el MCE y la LCR tienen peso en la organización de CCOO en Euskadi y Navarra.

Las organizaciones sindicales que crearán PTE y ORT llegarán a contar con casi 100.000 afiliados, teniendo un peso importante en algunas provincias (en Navarra llegaron a ser la primera fuerza elecciones sindicales) y sectores (química, textil, metal, construcción, taxistas…).

En el campo andaluz las Comisiones de Jornaleros, en las que el PTE se ganará la dirección, jugaran un papel importante. Dando lugar a la aparición del Sindicato de Obreros del Campo (SOC), que hoy pervive como SAT.

Las fuerzas marxistas leninistas y pensamiento Mao Tse Tung van a impulsar y participar en primera línea en algunas de las  huelgas generales que a partir de 1970 paralizan polígonos, ciudades y provincias enteras: Vizcaya, El Ferrol, Pamplona, Vigo, Sabadell, las tres huelgas generales consecutivas entre 1974 y 1976 del Baix Llobregat…

«Los partidos marxistas leninistas tienen la dirección sobre amplios sectores obreros, dominan la universidad, y disputan en todas partes al PCE la dirección sobre el movimiento de masas antifranquista»

La juventud revolucionaria va a sumarse a esta oleada de lucha que se convierte en un vendaval.

Los años 60 van a conocer una radicalización extraordinaria del movimiento estudiantil. Tanto la Universidad como la Enseñanza media se convierten en un foco de agitación revolucionaria.

Entre amplísimos sectores de la juventud, el marxismo es la ideología “de moda” desde mediados de los años 60 y es en este sector donde van a cobrar más fuerza las organizaciones revolucionarias.

A partir de mediados de los años sesenta, y especialmente tras 1968, la radicalización del movimiento estudiantil desborda los límites, no ya impuestos por el régimen franquista, sino de la hegemonía conquistada por el PCE.

Las movilizaciones de estudiantes van a estar dirigidas por cuadros de los partidos marxistas leninistas y pensamiento Mao Tse Tung, que se ganan el apoyo mayoritario de los estudiantes en asambleas multitudinarias.

Una lectura muy diferente

Si se elimina la aportación del movimiento marxista leninista y pensamiento Mao Tse Tung, cuya amplitud e influencia ha quedado demostrada, no es que se de una visión equivocada, es que se está subvirtiendo el carácter de la lucha antifranquista.

Limitándola al recambio de la dictadura por una democracia -lo que se concedió-, y borrando las aspiraciones de cambio revolucionario -lo que todavía hoy sigue prohibido-, que movieron a una gran mayoría de los que participaron en la lucha antifranquista.

El nacimiento de Unificación Comunista de España

Nuestro partido, Unificación Comunista de España, es hijo de esta enorme oleada revolucionaria.

El 24 de enero de 1969, el Consejo de Ministros extendió el estado de excepción, vigente en Guipuzcoa, a toda España.

En la universidad de Valencia,. las masivas asambleas de estudiantes deciden no impulsar una huelga sino un paro activo, que no se limite a parar las clases sino a organizar movilizaciones dentro y fuera de la universidad.

Un grupo de estudiantes, particularmente de las facultades de agrónomos y arquitectura, forman el Movimiento 24 de enero. No solo se plantean continuar la lucha contra el régimen franquista. También impulsar una alternativa revolucionaria.

Pronto toman contacto con grupos de obreros revolucionarios, principalmente de la comarca de la Ribera. Se organizarán en torno a la revista Tribuna Obrera.

La confluencia de numerosos y variados sectores da lugar a un debate sobre cuales deben ser los fustes en torno a los que organizar una alternativa revolucionaria.

En 1971, en la VI Asamblea, se funda Unificación Comunista de España. Se establece la necesidad de organizar un partido proletario revolucionario, se adopta el marxismo leninismo pensamiento Mao Tse Tung como guía ideológica, y se fija el objetivo de trabajar por la unidad de todos los marxistas leninistas en un único partido.

Desde entonces, Unificación Comunista ha disfrutado de momentos de expansión y enfrentado serios problemas, pero hemos mantenido siempre la fidelidad a los principios y objetivos revolucionarios con los que nacimos.

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